agosto 23, 2013

El Faro de l’Illa de l’Aire, el vigía solitario

El siguiente destino al que os acerca nuestra ruta por los siete faros de Menorca, se encuentra situado en el extremo sudeste de la isla, a unos 700 metros frente a la playa de Punta Prima, desde la que se divisa el islote conocido como l’Illa de l’Aire (la Isla del Aire), y la silueta … Ver más

El siguiente destino al que os acerca nuestra ruta por los siete faros de Menorca, se encuentra situado en el extremo sudeste de la isla, a unos 700 metros frente a la playa de Punta Prima, desde la que se divisa el islote conocido como l’Illa de l’Aire (la Isla del Aire), y la silueta que perfila en el horizonte la torre del solitario faro que alberga como única construcción, un enclave alejado de la costa que determinó tanto las vidas de los trabajadores destinados al faro, así como los avances tecnológicos y el estado de la propia estructura del edificio durante el transcurso de su historia.

El primer suceso relevante relacionado con la edificación del faro de l’Illa de l’Aire, imprescindible en este tramo de la costa para señalar y alertar a los navegantes de un obstáculo tan peligroso, tuvo lugar el 13 de abril de 1857, cuando se registró una víctima mortal al naufragar uno de los botes que transportaba trabajadores destinados a la obra, siendo evidente los serios peligros y las dificultades implícitas en la edificación de una construcción alejada de la costa.

El año 1860, finalizaron los trabajos en la edificación del faro proyectado por el arquitecto Emili Pou, posicionándose como la torre de faro más alta erigida hasta entonces en el archipiélago de las Islas Baleares, con 35,3 metros de altura sobre el terreno y una escalera de caracol de 165 peldaños, una marca que mantuvo hasta la construcción del faro de Moscarter en Ibiza en el año 1977, aunque a día de hoy, la torre del faro de l’Illa de l’Aire continúa siendo la más alta construida en piedra de las islas Baleares.

Durante los años posteriores a su inauguración, los sistemas de iluminación del faro fueron sustituyéndose según los avances tecnológicos de cada época. En 1911, una de las anécdotas naturales ante tales cambios, al sustituirse la lámpara moderadora de aceite por una Chance alimentada por petróleo, obligó al torrero principal del faro a trasladarse durante unos días hasta el faro de Llebeig (Dragonera) para aprender sobre su funcionamiento, ya que este utilizaba el mismo tipo de lámpara desde hacía ya un año, un dato que nos recuerda cuan imprescindibles eran las funciones de los torreros destinados al mantenimiento y cuidado de los faros.

Pero quizás, la anécdota más significativa en la historia del faro radique de nuevo en la distancia que lo separa de la isla, un destino solitario y apartado al que fueron destinados tres torreros distintos con sus respectivas familias, una difícil convivencia que en numerosas ocasiones terminaba en disputas y riñas entre ellos, algo muy comprensible si se tienen en cuenta el reducido espacio de las instalaciones del faro y el aislamiento al que estaban sometidas las tres familias, una situación que perduró hasta el año 1976, cuando dejaron de ser necesarios los servicios de mantenimiento y vigilancia en el faro con residencia permanente, al sustituirse la lámpara de petróleo Chance por una de gas automatizada.

No obstante, la Illa de l’Aire no es conocida tan solo por albergar uno de los siete faros de Menorca, sino por el incalculable valor ecológico del enclave en sí, donde habita la especie endémica Podarcis Lifordi Lifordi, más conocida como lagartija negra, un pequeño reptil que se ha convertido en un verdadero estandarte de Menorca, como reflejan los motivos ornamentales de un gran número de artículos de artesanía locales. El islote acoge a su vez a una gran variedad de aves autóctonas y refugia a otras especies durante su paso migratorio, que anidan aquí durante su época de cría.

Por otro lado, la riqueza de los fondos marinos que rodean el islote y las cuevas submarinas que pueden explorarse, atraen cada año a un gran número de visitantes que desean sumergirse en una experiencia única e inolvidable, aunque el simple reclamo de poder disfrutar de un día en familia en playa de Punta Prima, disfrutando a su vez de los servicios y comercios que se ofrecen desde la colindante urbanización homónima, ya es suficiente para atraer a un gran número de visitantes que podrán contemplar además, las privilegiadas vistas desde la playa de l’Illa de l’Aire y del faro que aloja, otro de los destinos de nuestra ruta por los siete faros de la isla que te proponemos desde Autos Vivó, la empresa de alquiler de vehículos en Menorca que le pone ruedas a tus ilusiones.

Cómo llegar al faro de l’Illa de l’Aire

Dada la locación del faro de l’Illa de l’Aire sobre un islote a 700 metros de la costa, no podremos llegar hasta su enclave a no ser que dispongamos de una embarcación o alquilemos una. No obstante, si que podremos disfrutar de una formidable panorámica del islote y su faro desde la playa de Punta Prima, perteneciente al término municipal de Sant Lluís.

Para llegar a la playa de Punta Prima, situada en el extremo sudeste de la isla, partiremos desde Mahón en dirección sur por la Ctra. PM-702, pasando por el núcleo urbano de Sant Lluís y continuando en dirección sur por la Ctra. de Sant Lluís-Biniacolla, desde la que tomaremos el desvío indicado en dirección a la urbanización de Punta Prima, donde encontraremos la playa homónima y frente a ella, l’Illa de l’Aire y torre de franjas blancas y negras de su faro.

Como siempre, desde Autos Vivó os recomendamos ir bien provistos con los enseres necesarios para disfrutar de un día de sol y playa, así como la protección solar necesaria para ti y los tuyos y una cantidad suficiente de agua, teniendo en cuenta las elevadas temperaturas durante el verano.


Ver Faro de l’Illa del Aire en un mapa más grande

Imagen: https://www.farsdebalears.org

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