Las rutas artesanas de Menorca son una de las experiencias más cercanas a las costumbres y a la historia que pervive en todos los rincones de la isla. Con el alquiler de un coche en Menorca, tanto la temporada alta como la temporada baja, ofrecen un escenario perfecto para conocer y disfrutar de su alfarería y su carpintería, sin olvidar la Menorca del comer y del beber o la del calzado.

El barro y la cerámica, por ejemplo, es una de las artesanías más valoradas por el turismo; en Menorca, el barro cocido ha formado parte de la vida diaria de sus habitantes durante siglos. Maestros artesanos como Remigi Lora Buzón, muy cerca de Sant Lluís (Camí des Pou, s/n) o Joana Muñoz, en Mahon (Camí de’n Guixo, 9), nos permitirán acercarnos hasta los elementos más cotidianos como jarras, tinajas o cuencos, y también a los más visuales como azulejos, terracotas, escudos, platos o figuras tradicionales de payesas menorquinas.

Pero en nuestro paso por la artesanía local de la isla, las sillas y las mesas menorquinas también mantienen un lugar destacado. Acercarnos a ver trabajar a verdaderos maestros artesanos es algo a plantearse por la accesibilidad a las numerosas ferias de artesanía en Mahón, Ciutadella y municipios más grandes como Es Mercadal, Ferreries o Alaior; en especial, la Feria de Artesanía de Menorca, en verano, que reúne maestros artesanos y exponentes típicos de la decoración de Menorca, como las barreras menorquinas.

Sin embargo, si hay algo menorquín por excelencia son las avarques, el calzado tradicional fabricado con cuero y caucho para la suela. Aunque hoy día podemos encontrarlas en muchísimas zapaterías dentro y fuera de Menorca, quizá nuestro recorrido en coche de alquiler por la isla debería pasar por Ferreries, Alaior o Es Mercadal, municipios donde se fabrican diariamente cientos de ellas. Ciutadella, donde encontramos al maestro artesano Bartolomé Genestar (Conde Cifuentes, 39) también es un punto fantástico donde acercarse a la tradición.

Por último, no podemos dejarnos en el tintero la salsa mahonesa, la caldereta de langosta, la pomada con Gin Xoriguer o las hierbas menorquinas; el secreto está en adentrarse con otros ojos en Ciutadella o alejarse de ella hacia Alaior o Es Mercadal, donde se concentran un gran número de maestros artesanos que mantienen vivas las tradiciones más emblemáticas de la isla. Un secreto que recoge trabajo, paciencia, perfeccionamiento y técnica en una experiencia única que descubrir y disfrutar paso a paso.