octubre 23, 2013

El Castell de Sant Antoni, los orígenes de un pueblo

Ponemos rumbo a la bahía natural de Fornells para descubriros el siguiente destino de nuestra ruta por los monumentos de Menorca: el Castell de Sant Antoni, una antigua fortaleza del s.XVII de la que tan solo se conservan los restos de la que fue una imponente edificación, y en la que no obstante, encontraremos aferradas … Ver más

Ponemos rumbo a la bahía natural de Fornells para descubriros el siguiente destino de nuestra ruta por los monumentos de Menorca: el Castell de Sant Antoni, una antigua fortaleza del s.XVII de la que tan solo se conservan los restos de la que fue una imponente edificación, y en la que no obstante, encontraremos aferradas las profundas raíces de un pueblo cuyo origen coincide con la construcción de este emblemático monumento, al que acudiremos para saborear a fondo su historia.

El Catell de Sant Antoni es otra de las fortificaciones costeras erigidas a raíz de los terribles ataques turcos sufridos en Maó, en el año 1535, y más tarde en Ciutadella de Menorca, en el año 1558. Durante la fortificación posterior de Ciutadella, en el año 1604 se edificó una atalaya en la bahía natural de Fornells a fin de custodiar este tramo costero de nuevas incursiones enemigas, aunque fue considerada una medida insuficiente contra posibles y contundentes nuevos ataques.

A fin de asegurar un punto estratégico de vital importancia y ante unas defensas insuficientes, en 1637 se iniciaron las obras para la construcción del Castell de Sant Antoni, unos trabajos que se prolongaron durante más de 40 años antes de quedar terminada por completo la fortaleza. Durante todo ese tiempo, los trabajadores y militares destinados a las obras comenzaron a formar barriadas cercanas al enclave, que aumentaría rápidamente en tamaño y población hasta llegar a consolidarse como el pueblo actual de Fornells.

El castillo se erigió siguiendo las técnicas del s. XVII con baluartes de perfil rebajado para defenderse de la artillería del momento, contando con 12 cañones y un gran número de mosquetes. Como el disponer de agua era vital en caso de asedio construyeron un aljibe de 130 toneladas de capacidad para recoger el agua de la lluvia. Al patio de armas, centro de la vida en el castillo, se llegaba a través de un puente levadizo, sobre el foso, cuyo acceso posterior estaba construido en zig-zag para poder defenderse mejor en caso de ataque. Los almacenes y los aposentos de la guarnición se situaban a nivel de la planta baja.

La guarnición del castillo estaba formada por un capitán que tenia a su cargo a un alférez, dos sargentos, el sacerdote, el médico, el cirujano, el carpintero, dos herreros, el tamborilero, dos artilleros, cuatro ayudantes de artillería y cuarenta hombres de infantería, es decir: 57 soldados. Edificaron una muralla de 12 m de altura y 30 de ancho y  4 baluartes donde se ubicaban los 12 cañones y los mosquetes. No obstante, la fortaleza quedó muy pronto obsoleta debido a que los edificios sobresalían por encima del muro de defensa facilitando el ataque del enemigo.

Por desgracia, el Castell de Sant Antoni siguió el mismo destino que el Castell de Sant Felip en Maó, y en 1782 la mayoría de su estructura fue desmantelada por los españoles bajo las órdenes de Carlos III, demoliendose los 4 baluartes y toda la segunda planta. Tan solo quedó en pié el patio central, el aljibe, algunos edificios y el almacén subterráneo, aunque la fortaleza recuperaría sus funciones militares años más tarde a manos de los británicos, que reforzarían aquí su posición con la construcción de la Torre de Fornells, e incluso por los republicanos durante la guerra civil Española.

Por otro lado, las barriadas que se habían formado entorno a la construcción de la fortaleza se consolidaban ya como una pequeña población, que forzados a buscarse nuevas fuentes de ingresos se fueron convirtiéndose en un pueblo de pescadores, como reflejan los aromas marinos de la tradicional gastronomía de Fornells.

El Castillo de San Antonio de Fornells ha sido restaurado y se puede visitar. Brinda unas vistas espectaculares sobre la bahía de Fornells, un espectáculo que bien merece la pena contemplar a la caída del sol, cuando el cielo queda teñido por cálidos colores e intensas tonalidades distintas. Según la época en que se visite, podremos disfrutar además de las diversos eventos populares o exposiciones al aire libre que se organizan, o contemplar durante la noche el castillo iluminado desde el paseo marítimo de Fornells con toda su solemnidad, otra de las propuestas que te recomendamos desde Autos Vivó, la empresa de alquiler de vehículos que le pone ruedas a tus ilusiones.

Cómo llegar al Castell de Sant Antoni

El Castell de Sant Antoni continua rodeado por la población de Fornells, cercano a la bocana de la bahía natural homónima, perteneciente al término municipal de Es Mercadal.

Para llegar hasta nuestro destino, partiremos del núcleo urbano de Es Mercadal en dirección norte por la Ctra. C-723, que nos conducirá directamente hasta Fornells tras passar por Ses Salines.

Una vez allí, seguiremos en dirección norte bordeando la costa de la bahía hasta llegar a Carrer del Vivers, donde encontraremos las ruinas restauradas de la antigua fortaleza.

Tras la visita al Castell de Sant Antoni, os recomendamos aprovechar vuestra presencia en el lugar para visitar además la Torre de Fornells, y como no, saborear una caldereta de langosta en la cuna de la gastronomía tradicional menorquina; Fornells.


Ver Castell de Sant Antoni en un mapa más grande

Imagen: es.wikipedia.org

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